miércoles, 25 de febrero de 2009

Comercio ilegal de animales echa sombras a Carnaval de Oruro


Comercio ilegal de animales echa sombras a Carnaval de Oruro
Bailarinas bolivianas, el sábado último, durante la Entrada del Carnaval de Oruro (G.Jallasi, ABI)Por Marcelo Padilla Arce Oruro (Bolivia) 22 feb (ABI).- La calle La Paz, en la zona norte de Oruro, se mostraba ajetreada. Eran las 15h00 locales del pasado viernes. Allí, jóvenes, devotos, bailarines y folcloristas en general caminaban presurosos por recoger sus trajes y coloridas máscaras, algunas de ellas tocadas con plumas naturales y hechas en base del caparazón de Armadillo (Quirquincho), especie de roedor en peligro de extinción. Apenas aguzando la vista, en los puestos de venta de la callejuela también se encuentran a la venta matracas, penachos o toberas, plumas, caparazones y otras prendas confeccionadas en base de miembros cercenados de animales en vías de extinción. Es el lado oscuro del Carnaval, del fastuoso Carnaval de Oruro. Los artesanos y bordadores están conscientes de que el comercio de partes de animales está prohibido, pero en los hechos no hay ley que ponga coto y evite el atentado a la vida, a la fauna silvestre y de especies en peligro de desaparición. A un lado de la acera, sobre la misma calle La Paz, a unos metros del ‘taller Flores’, yacían restos desbaratados de quirquinchos o armadillos cuyo caparazón es apetecido por fabricantes de ropa para danzarines. Cada caparazón cuesta entre 100 y 150 bolivianos en el mercado ilegal. Los quirquinchos como comúnmente se los conoce están a un pelo de extinguirse de los arenales de Oruro. Al día siguiente, ya en la Entrada de Peregrinación y el mismo domingo de Carnaval,por la avenida del Folclore y otras, las fraternidades (comparsas) Morenada Central y Morenada Comunidad "Cocani", las mejor ruputadas, lucían ostentosos caparazones de quirquinchos en sus matracas, instrumentos musicales que transmiten sonidos cansinos. Las máscaras llevaban incrustadas plumas de avestruces que adornaban las cabezas de bellas mujeres cuyos sobreros están tocados, además, con partes de Pavo Real. ¿De dónde provenían esas partes de animales?: "de una calle La Paz", espetó desprevenido un comerciante. Las plumas de flamencos se comercializan como cualquier producto legal en bazares céntricos, a dos cuadras de la plaza 10 de Febrero sobre la calle Adolfo Mier, en el corazón de Oruro. Cada pluma de flamenco tiene un precio de entre 50 y 70 bolivianos (alrededor de los 5 dólares). Los bordadores confeccionan los penachos (especie de plumeros) que van sobre la cabeza de los tobas, a 300 dólares cada uno. El negocio es redondo. Los mascareros o artesanos de máscaras, también conocidos como hojalateros, usan en la confección de sus productos para las fraternidades de diablada, como la Ferroviaria, Auténtica, Artística, Urus y otras, cóndores disecados, ave en trance de extinción y, por si poco fuera, emblema nacional. Cada máscara de este tipo tiene un precio mínimo de 300 dólares. Pero también hay confeccionistas cuya especialidad son los trajes exclusivos de cóndores. Cada traje elaborado con plumas de este ave cuesta 250 bolivianos, poco más de 30 dólares. El sábado y domingo de Carnaval también se observaron fraternidades de Suris (danza estilizada del altiplano andino, de agradecimiento a la Pachamama o diosa de la tierra) que usaron una vez más plumas de suris, aves de la misma familia delflamenco y parihuana. Cada pluma de suri que realza los sombreros de danzarín vale entre 20 y 30 bolivianos (alrededor de 5 dólares). Estos son algunos de los extremos en los que incurrió el Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Ora e Intangible de la Humanidad, declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés). Para Anakarlem Mercado, folclorista e integrante de los caporales centralistas y coordinadora internacional de la Sociedad Protectora de Animales y su Medio Ambiente (Soprama - Bolivia), "urge una ley específica" que regule los mecanismos de protección a la vida de los animales, cuyas osamentas se transan como preciada mercancía en actividades folclóricas bolivianas. "Las autoridades deben tomar en cuenta que Bolivia es uno de los países más ricos en biodiversidad y para ello necesitamos contar con una ley específica para la protección de los animales y así frenar la depredación de especies en peligro de extinción en eventos folclóricos como el Carnaval de Oruro", enfatizó en declaraciones a la ABI. Mercado recordó que en Bolivia está vigente la Ley de Medio Ambiente, promulgada el 27 de abril de 1992 que prohíbe y reglamenta la caza y el comercio indiscriminado de animales y especies en extinción. "El que inicie, capture, promueva y/o comercialice el producto de la cacería, tenencia, acopio, transporte de especies animales y vegetales o de sus derivados sin autorización o que estén declarados en veda o reserva, poniendo en riesgo de extinción a las mismas, sufrirá la pena de privación de libertad de hasta dos años", sanciona la norma.Mpa/cc ABI Derechos Reservados 1998-2009. La propiedad intelectual del material periodístico que difunde la ABI corresponde a los redactores de este medio. Por lo tanto, se ruega respetar el crédito correspondiente.